
La masa base necesita reposar media hora en la nevera, de modo que comenzamos por ella. En un recipiente hondo mezclamos la mantequilla (a temperatura ambiente) juntocon el azúcar, un pellizco de sal y media cucharadita de esencia de vainilla. Removemos hasta homogeneizar.
Agregamos el huevo, removemos y, cuando esté bien integrado, incorporamos toda la harina de golpe. Trabajamos hasta obtener una masa homogénea. Es una masa blanda, aunque si la notamos excesivamente mantecosa podemos ajustar el punto añadiendo un poco de harina. Envolvemos en papel film y llevamos a la nevera media hora.
Para el relleno mezclamos la almendra, el azúcar y la ralladura del limón. Añadimos los huevos, de uno en uno, mezclando bien antes de incorporar el siguiente. Hacemos lo mismo con las yemas. Agregamos la mantequilla fundida y removemos con suavidad hasta conseguir una mezcla homogénea.
Estiramos la masa base con un rodillo, cortamos con un cortapastas de 12 cm y forramos con ella seis moldes o aros de 8 cm. Retiramos el sobrante de los bordes, rellenamos con la pasta de almendra y cocemos en horno pre calentado a 180ºC durante unos 7-8 minutos. Desmoldamos una vez fríos y decoramos con azúcar glasé y la cruz de Santiago.
Con qué acompañar la tarta de Santiago en formato individual
La tarta de Santiago es un clásico de nuestra gastronomía que no necesita de ningún acompañamiento para disfrutarla. No obstante, si sois como yo, seguro que os imagináis una taza de café a su lado. Y quien dice un café también dice una infusión, un vaso de leche o similar. Es el broche de oro a cualquier comida familiar o entre amigos.
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